Es algo que no dejaba de sorprender a todos los visitantes.
Una urbe dénsamente poblada y "acosada" por vehículos de todo tamaño, categoría, estado y tracción, que se desenvolvían rítmicamente entre ellos evitando el más mínimo roce.
Recordemos que en El Cairo no es obligatorio tener asegurado un vehículo para circular con él, y que por lo tanto todo el mundo debe estar en disposición de hacer frente a los daños que pueda ocasionar.
Es la mejor de las disciplinas, o al menos a los cairotas parece funcionarles.
Echemos un vistazo a esta instantánea apreciando los detalles de la calle que se extiende hacia Giza, y los que se ven por los espejos...
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