viernes, 20 de noviembre de 2009

El interior de la gran mezquita está alfombrado de rojo casi por completo, y como en cualquier mezquita, te reciben a la entrada una legión de zapatos de toda clase.

Es habitual encontrar multitud de personas que contemplan los cientos de lámparas suspendidas mientras atienden sentadas en el suelo a las explicaciones de los guías.

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